EQUIPO B, DÍA 53

Hola soy Pedro y os voy a hablar de un menú antártico.


Un menú antártico: corazón de foca, tortilla de pingüino y cormorán a la parrilla

Los cerebros de foca frescos, los huevos de pingüino, o los cormoranes a la parrilla eran hasta hace relativamente poco algunas de las exquisiteces con las que sobrevivían los científicos situados en bases de la Antártica.
Pero desde 1959, el Tratado del Antártico considera el continente como una reserva natural, por lo que las bases científicas han dejado de alimentarse de la fauna local y su dieta depende ahora de la comida que importan y congelan.
"Hoy en día, tienes que usar lo que tienes en el almacén: cosas congeladas, cosas en lata y, si estás realmente desesperado, cosas en polvos", explica Alan Sherwood, un veterano cocinero de la base británica de Hortera, en la Península Antártica. "Ahora estamos a punto de emplear cebolla deshidratada, porque se nos han acabado", indica. "No puedes salir a la calle y comprar unas cuantas".
La mayor parte de los alimentos llegan en barco dos veces al año, en diciembre y marzo, junto a algún vuelo esporádico procedente de Chile.